sábado, 7 de febrero de 2015

La extraña fotografía

Imagen tomada en Ciudad Peronia. Foto Pablo Villatoro
La imagen que contemplan en esta historia la tomé yo el 9 junio de 2010. Lo más probable es que para mucho esto no sea más que una mancha en el lente de la cámara al momento de tomar la foto.

De hecho, lo mismo pensé en un principio, sin embargo, hay varias cosas extrañas alrededor de esta foto que ameritan ser contadas para que al final sean ustedes quienes juzguen sobre su veracidad.

Trabajo en la Municipalidad de Villa Nueva como inspector de construcciones, mi labor consiste en recorrer el municipio, inspeccionar viviendas que están siendo edificadas y presentar informes a mis superiores.

Para eso debo tomar fotografías, razón por la que capturé la imagen sin querer. La historia de cómo capturé la imagen no es extraña, de hecho, ni siquiera me percaté sino días después, cuando elaboraba los informes.

Resulta que el 9 de junio de 2010 fui a hacer un recorrido de rutina a la zona 8 de Villa Nueva, Ciudad Peronia, para ser exactos. Eran casi las 3 de la tarde, no había comido y lo último que me faltaba era tomar un par de fotografías de un proyecto habitacional.

Al ser una fotografía panorámica me dirigí a una colina cercana a la construcción, con toda normalidad bajé del auto, subí lo que faltaba de la colina, observé el proyecto y sin ningún problema tomé dos ráfagas, ocho fotografías en total.

Sin más que hacer, volví al auto prendí el motor y me dirigí al edificio municipal. Al llegar almorcé y logré hacer los reportes más urgentes.

El proyecto habitacional de Ciudad Peronia estaba en regla y la única razón de la fotos era puro protocolo, por lo que no me preocupé de entregar ese reporte rápido.

Dos días después procedí a elaborarlo, cuando elegía la mejor fotografía para mandar a imprimir el documento noté la foto. Como dije al principio me pareció una mancha, pero lo raro era que ninguna de las siete fotos restantes la tenía.

Incluso revise las demás fotos buscando el mismo objeto en otra posición ninguna de las demás fotos presentaba el extraño objeto que se miraba en la particular fotografía. Tomando esto como una broma se la mostré a mis compañeros de oficina.

Todos reían y hacían bromas sobre ella, unos dijeron que era bueno usando programas de edición y otros que había logrado capturar la foto de un OVNI (Objeto Volador No Identificado).

Pero lo que realmente nos hizo dudar fue cuando un compañero reviso la fecha de creación de las imágenes.
Como dije en un principio las fotos fueron tomadas en ráfaga, por lo que cuatro fotografías tenían la fecha y hora de creación, 14:48 del 9 de junio de 2010 y las cuatro restantes 14:49 del 9 de 2010, excepto una.

Por raro que parezca la fotografía que ustedes ven al principio, al momento de ser descargada de la cámara fotográfica directamente a una computadora marcaba que fue creada a las 16:03 horas del 14 de julio de 2010.

Supuestamente la fotografía con el aparente OVNI había sido tomada más de un mes después que todas las demás. Platiqué con varios técnicos expertos en fotografía y me confirmaron que es virtualmente imposible que una sola fotografía tomada en una ráfaga cambie de fecha y hora de creación a las demás.

La verdad es que nunca busqué tomar esta foto, he escuchado de personas que han pasado toda una vida buscando tomar una instantánea como la que yo capturé.  Aún soy escéptico, pero me es imposible darle una explicación razonable a la fotografía que tomé aquel día.

Pablo Villatoro

viernes, 23 de enero de 2015

La carrera a La Parroquia

Iglesia La Recolección. Foto turismoenlinea.com.
Soy taxista y siempre he escuchado historias en las que otras personas que se dedican a esta profesión tienen encuentros cercanos con fantasmas por lo que siempre he dicho que no hay que creer ni dejar de creer.

Hace un par de años tuve una experiencia rara, sinceramente no sé si aluciné por un momento o sí  realmente pasó. Sin embargo, no es algo que me quite el sueño pero que si me pone a pensar de vez en cuando.

Eran poco más de las 15 horas de un 2 de noviembre y rondaba por la zona 1 capitalina en busca de una “carrera”, me enfilé por la 3a. avenida y en la esquina de la Iglesia La Recolección, una señora mayor me hizo señas.

Frené de a poco y cuando quedé frente a la mujer me preguntó cuánto le cobraba por llevarla a la iglesia de La Parroquia en la zona 6.

“Le cobro Q20 por llevarla”, contesté, sin regatear ni decirme nada más abordó el automóvil. La mujer tendría más de 65 años, iba completamente de negro y tenía unos anteojos muy antiguos.

“Y cómo le ha ido esté día, no es muy silencio”, dijo la mujer a mitad del camino, algo que me asustó un poco pues  no había dicho nada desde que se subió. “No muy bien, después de las fiestas todos se quedan dormidos”, le dije en son de broma.

Desde ese momento la anciana entabló una plática conmigo, la cual fue completamente normal, me comentó que había salido de su casa para recordar a sus familiares, algo que en ese momento me pareció cuerdo tomando en cuenta que ese día se celebraba el Día de los Muertos.

Al llegar a la Parroquia, la mujer se bajó del carro, caminó hasta la ventanilla, al darme un billete de Q20 me dijo “espéreme unos 20 o 25 minutos, regreso y le digo a donde me lleva después”, al terminar sus palabras sacó de su bolso un billete de Q100 y con un todo suave me aseguró “para que mire que es cierto”.

“No se preocupe, yo la espero”, respondí al tomar el billete. La espera de 25 minutos se prolongó a una hora, ya casi eran las 16:30 horas y mi paciencia se agotaba. Tomé la decisión de bajar del auto y entrar a la iglesia para preguntarle a la señora si esperaba más tiempo, no la encontré.

Frustrado y con un poco de cargo de conciencia, por los Q100, tomé la decisión de irme de ahí a seguir con mis rondas. El resto de la tarde noche transcurrió sin ningún sobresalto, pero al llegar a mi casa sucedió lo raro.

Pensé en invitar a mi esposa e hijo en algo distinto para cenar por los Q100 excedentes que la señora de la tarde me había dejado, sin embargo, el dinero no estaba. Puedo asegurar que coloqué los Q120 en la uno de los compartimientos de la billetera.

Sin embargo, lo único que encontré fueron los Q20 del pago. Los Q100 que la señora me dio para esperarla nunca aparecieron, busqué dentro del auto, en los bolsillos de mi ropa y en todos lados, desaparecieron.

Puedo asegurar que era casi imposible que perdiera el dinero, pues después de acomodar los dos billetes no volví a usar la billetera esa tarde. Tuve dos clientes quienes me pagaron exacto y no tuve necesidad de darles cambio, ese dinero estaba en la bolsa de mi pantalón.

Aún me queda la duda sobre esa experiencia, quizás interactué con alguien que no era humano, quizás no, pero como dije al principio no hay que creer ni dejar de creer.

Luis Cardona

jueves, 8 de enero de 2015

La niña de blanco

Calle de la zona 1 de Villa Nueva. Foto guate.paranormal
En una casa ubicada en la 3a. avenida entre 3a. y 4a. calle de la zona 1 de Villa Nueva, que pertenece a mi madre y en la cual viví durante muchos años sucedían muchas cosas raras que rayaban lo inexplicable.

Pero hay una historia en particular que siempre me ha intrigado y por la cual, hasta la fecha, aún me asusto al recordarla. Se trata de las inexplicables apariciones de lo que sólo podría definir como las de un fantasma.

La verdad es que si hubiera sido un caso aislado, como muchos otros que se dieron en esa casa, nunca le hubiera dado importancia ni me hubiera molestado en compartirla, de hecho, hubo un momento en que mi familia y yo nos vimos seriamente acosados por el ente.

Antes de seguir debo describir al espectro, se trata de una niña de entre 7 y 8 años, con un lindo vestido blanco, parecido a los que usan las niñas en la Primera Comunión, lo adorna una corona de flores blancas en su cabeza.

Sin embargo, su rasgo más característico, y el que da más miedo, son sus ojos, los cuales son totalmente negros y de apariencia deshumanizada. Ninguno de los miembros de mi familia recuerda que dijera algo o que intentara comunicarse o al menos eso creí durante mucho tiempo.

Mi primer encuentro

La primera vez que la vi fue cuando aún asistía al colegio, recuerdo claramente que regrese a casa y no había nadie. Cansada y con un poco de hambre dejé mis cosas en la sala y me dirigí a la cocina con la esperanza de encontrar algo que comer.

Entré despreocupadamente y cuando giré la vista a la estufa ahí estaba parada, con sus extraños ojos negros fijos es mí, su rostro reflejaba tristeza y un sentimiento de vacío que difícilmente podría explicar.

Mi primera reacción fue de sorpresa y luego me sobrevino una sensación de miedo, que aún me pone 
los pelos de punta al recordarlo, pasaron unos interminables segundos antes de que la niña caminara hacia la puerta que daba al patio de atrás y desapareciera de mi vista por la culpa de un gabinete.

Horrorizada, pero con mucha curiosidad, caminé detrás de ella pero para mi sorpresa encontré que la puerta estaba cerrada y no había nada en el patio a acepción de mi perra Pinky, que ladraba de forma descontrolada.

Esa tarde me la pase la calle, sentada en la banqueta, a la espera de que  mi madre o alguno de mis hermanos regresaran para contarles mi experiencia y entrar de nuevo a la casa. Todo sucedió en julio de 1997.

Las demás apariciones

De ahí en adelante, inició una serie de sucesos en la que toda mi familia se vio involucrada. Todos, de una u otra forma, vimos a la niña que compartía la casa con nosotros, las apariciones ocurrieron a lo largo de años pero en 2001 los hechos nos hicieron tener miedo de vivir en esa casa.

Entre septiembre y octubre de ese año todos los miembros de mi familia, incluidas mi cuñada y una prima que en ese entonces vivían con nosotros vimos al ente al menos dos veces cada uno. Cada aparición era más terrorífica que la anterior.

Inexplicablemente las apariciones cesaron en noviembre de ese año y aparentemente la casa volvió a la normalidad.  Sin embargo, los avistamientos de la pequeña siguieron durante los siguientes años, pero ya no de forma tan frecuente como en el periodo que antes describí.

Una vieja conocida

Pero lo que más me impacta de esta historia fue lo que sucedió en diciembre del 2003, pues alegremente mi familia y yo tuvimos la oportunidad de visitar a un tío que vive en Estados Unidos y a quién no conocía personalmente, pues emigró antes de que yo naciera.

Recuerdo que con mi familia nos sentamos en la sala de la casa de mi tío y platicamos de todo un poco. No recuerdo quién inició con el tema del fantasma de mi casa, pero cada uno de nosotros contó su experiencia más abrumadora.

Noté que mi tío sólo se limitaba a mirar a cada uno de nosotros cuando relatábamos nuestras experiencias por lo que al finalizar las historias le preguntamos qué pensaba de todo esto. Dijo algo que nos dejó atónitos a todos.

Resulta que mi tío también vivió en la misma casa y contó que cuando era joven hubo un par de veces que entró tarde por lo que denominó “noches de copas con los amigos”.

Para no despertar a mis abuelos y evitar un regaño dormía en el sofá de la sala. Recuerda que en varias ocasiones que eso pasó una niña con las mismas características a la que le describimos llegaba hasta donde estaba se reía con él y lo invitaba a jugar.

Según mi tío, nunca le contó esa historia a nadie porque pensó que el alcohol hacia que tuviera alucinaciones, además sentía miedo a parecer un chiflado con su familia.

“Al escuchar sus relatos estoy más seguro que nunca que esa niña un día existió y que por alguna razón su alma quedó atrapada en esa casa”, dijo mi tío, todos quedamos boquiabiertos con la historia que tenía más de 30 años de haber sucedido.

Actualmente y por razones del destino mi familia y yo ya no vivimos en esa casa, desconozco si las personas que la habitan han tenido contacto con ese fantasma o hayan sido testigos de algún suceso paranormal que tan frecuentemente ocurrían.


Karina Rafael

martes, 30 de diciembre de 2014

Contacto con mi hermano

Imagen captada el 24 de diciembre de 2014. Foto Nely Alfaro
Mi familia es normal, como cualquier otra, somos cinco hermanos, mamá y papá, lastimosamente, hace poco más de dos años, el 22 de diciembre, falleció mi hermano mayor Josué, en un accidente cuando iba a trabajar.

Su muerte fue trágica y dejó sensibles a toda la familia por lo inesperado, además que era la fecha de Navidad.  Toda la familia sufrió con su partida y hasta hoy aún estamos sensibles; pero,  afrontando la situación.

Yo soy la mediana mi nombre es Nely, creo en espíritus y todo lo sobrenatural siempre me ha encantado y a mi hermano, que en paz descanse, de igual forma le gustaba mucho.

Seis meses luego de que él falleciera yo empecé a tener una sensación de calor en mi cabeza, como que si una mano o un objeto pesado estuviera haciendo presión sobre ella, en un principio pensé que era un dolor de cabeza.

Sin embargo, día tras día el dolor provocado por esa sensación se fue intensificando, descubrí que al pasar mi mano sobre mi cabeza el dolor pasaba, cuando me acostaba el dolor o presión regresaba con un tipo de hormigueo, en un principio el dolor fue solo en la noche con el tiempo pasó a darme a cualquier hora del día.

Cierto día fui a la casa de mi hermano vivía con mis padres, pensé: “bueno aquí será el momento donde pueda probar sí esto solo me pasa en mi habitación o acá también”.

Para mi sorpresa, el dolor y presión volvió esta vez era más fuerte, sentía mucho calor y me costaba conciliar el sueño, pasaba mi mano o giraba la cabeza y el dolor y presión se iban, pero luego volvían.

A la mañana siguiente quedé convencida de que lo que me pasaba no era un dolor de cabeza, definitivamente no lo era. Así que ese dolor o presión sobre mi cabeza ha seguido desde entonces de vez en cuando pasa y más cuando estoy triste.

Ahora bien, no ha sido sólo ese fenómeno el que me ha pasado, también he tenido sueños muy extraños, que a mi parecer son reales y siempre con mi hermano. Sueño y siento esa conexión con él, sé que otras personas no experimentan esto y sí llegara a pasarles sentirían miedo.

Tengo una teoría, con esas experiencias supongo que mi hermano me visita, incluso, ahora me tomo el atrevimiento de platicarle con él en los sueños y decirle cosas como por ejemplo que estoy triste o alegre.

En la pasada navidad toda mi familia se juntó y como de costumbre nos tomamos algunas fotografías. Un día antes del 24 de diciembre hablé con mi hermano y dije “quiero que te presentes en las fotos esa será la señal de que vos estás conmigo y con la familia siempre. No me defraudes espero verte en las fotos”.

Imagen captada en Salamá. Foto: Nely Alfaro
Días antes de esto, mis familiares que siempre han sido escépticos a todo lo que les he contado que me ha pasado, se impresionaron con una fotografía que se tomaron en un pequeño comedor en Salamá, Baja Verapaz.

Mis familiares pidieron que tomara la fotografía y para su sorpresa en ella salió una nube en forma de ráfaga, o como muchos que han visto la foto dicen, en forma de cigarro.

¡Es inexplicable! dijeron mis familiares, puesto que en lugar donde fue tomada la foto no había una fuente de luz,  solo un foco al frente que no estaba prendido porque era de día, tampoco habían entradas de luz solar directa.

Todos quedaron sorprendidos y según noté un poco más creyentes a lo paranormal ya que son cristianos católicos y según dicen, es pecado investigar qué pasa después de la muerte.

Para el pasado 25 de diciembre, mi familia se sentó a comer a eso de las 19 horas, durante el día fuimos al cementerio general a dejarle flores a mi hermano en conmemoración de sus dos años de fallecimiento. Además, acompañamos a una familia amiga al sepelio de su padre quien murió un día antes.

En la noche estábamos en la mesa y decidimos tomarnos la foto familiar, mi hermana fue la encargada de tomar solamente tres fotografías de tres enfoques diferentes.

Para nuestra sorpresa en dos de las fotografías apareció una luz muy fuerte en forma de cigarro grande y luminosa, a mi criterio un ser o un espíritu representado en un objeto de luz o energía.

En la primera imagen se puede apreciar encima de mí y mi novio al fondo y en la segunda, en la esquina derecha arriba de mi cuñado, quedamos sorprendidos ya que en el lugar donde fueron tomadas es un garaje.

Había un foco no más, y no había ninguna luz de la cual emanará un brillo como ese, el celular con el que fue tomada tampoco tienen fallos, es algo extraño e increíble.

La segunda imagen captada en navidad. Foto: Nely Alfaro
Después de todo lo que he vivido creo mucho más en lo que yo siempre sostuve, sé que es mi hermano siempre está conmigo, me escucha y me cuida en todo momento, sé además que nuestro cuerpo muere pero no nuestro ser y alma.

Creo que pasamos a otro mundo pero seguimos viviendo en alma y no nos olvidamos de quienes fuimos en esta tierra, eso lo que pienso.
En conclusión, soy cristiana católica y creo en Jesucristo como mi salvador y lo que me pasa no quiere decir que sea contraria a mis creencias espirituales.

Es más todo esto me he acercado más a mi fe y sé bien que es permiso de nuestro señor quien permite que nuestros familiares nos visiten.

Agradecería comentarios sobre las fotografías a aquellas personas que puedan aportar más datos sobre esta situación.


Nely Alfaro

jueves, 11 de diciembre de 2014

Un retroceso totalmente inesperado

Transmetro del eje sur. Foto: deguate.com
Quiero compartir una historia que me pasó hace unas semanas, una historia que me sigue quitando el sueño, por una simple razón, no sé si fue real o no.

Trabajo en la zona 4 de la capital en un lugar que si bien no es el ideal es lo suficientemente bueno para darme de comer y me permite estudiar los sábados.

Aseguro que el trabajo no es demandante, incluso es rutinario, llega un momento en que sí te lo propones terminas antes de la hora de salida y te deja tiempo para descansar.

Esta explicación la hago para que los que lean esto sepan que por la tarde no me muero de cansancio y por lo que a mí concierne, no tengo la mente agotada.

Recuerdo que fue un martes como es costumbre salí a las 17 horas de mi trabajo, un par de minutos caminando y llegué a la estación de Transmetro, justo para tomar el bus directo a la Central de Transferencia (Centra).

Al sentirme a salvo de los mezquinos ladrones, por la multitud que utiliza el servicio, saqué mi celular, me coloqué los auriculares y me divertí escuchando música y revisando mis redes sociales. Espere para irme sentado y el viaje no tuvo algo que merezca la pena describir, pues yo seguía utilizando mi teléfono para matar el tiempo, hasta ahí todo bien.

Cuando llegamos al Centra esperé que casi todos bajaran, como lo hago o hacía normalmente, cuando todos salieron me paré del asiento caminé unos pasos y antes de salir del bus sentí un agudo dolor de cabeza.

Era un dolor penetrante, solo lo puedo comparar como cuando una aguja pincha la piel, cerré los ojos y me llevé una mano a la cabeza, lo increíble comenzó. Creo que fueron uno o dos segundos los que cerré los ojos fuertemente por el dolor al abrirlos algo que no me explico pasó.

Estaba sentado en el mismo lugar del Transmetro que abordé, en la mano tenía el celular, los auriculares puestos y el bus circulaba un poco adelante del Trébol, el dolor había desaparecido. Me tomó otro par de segundos procesar lo que me pasó o lo que creo que me pasó, mi reacción de susto y perplejidad fue evidente para la persona que estaba sentada a la par de mí.

Sentía que el corazón me palpitaba en la garganta, guardé el celular, quise convencerme de qué lo que había pasado no era cierto, comencé a sudar como nunca, no sé por qué sentía miedo de llegar a la parada final.

El miedo se transformó en pánico, algo que luché para no demostrar en público, pensé que lo mejor era salir rápido no esperar como lo hice antes, titubee unos segundos, pero lo hice.

Me paré junto a todos, no sé por qué pero pensaba que el dolor de cabeza iba a regresar, me sentía desconcertado, no pasó nada, crucé la puerta y caminé hacia los buses, todo fue normal.

Lo cierto de todo esto es que aunque me intento convencer de que soñé esto que acabo de relatar algo dentro de mí me dice que fue real. Trato de poner los pies en la tierra y pensar que aluciné por unos instantes. Pero el recuerdo, la impresión me dicen que pasó y que fue real.

Como dije antes me quita el sueño pensar en esto a veces, incluso hay veces que me asusta subir a los estúpidos Transmetros, el hecho es que no sé qué más pensar.


Isaac González

jueves, 13 de noviembre de 2014

La extraña figura en el cine antiguo

En la imagen se aprecia una figura. Foto Daniel Aparicio.
Hace unas semanas visité a mi abuela, quien vive en un municipio de Suchitepéquez, en la región sur de Guatemala, ella es propietaria de un cine antiguo, el cual estuvo operando y atendió a las personas en el siglo pasado.

Cómo es de imaginar la fachada es bastante antigua; asimismo, todo el interior del inmueble. El cine se mantiene cerrado con candados, por lo que pedí a mi abuela que abriera una de las puertas para poder ingresar.

El motivo principal de entrar era hacer memoria de los viejos recuerdos que tengo del lugar y enseñarle a un compañero, quien me acompañó en el viaje. Lo interesante del  lugar es que no fue utilizado para ningún otro negocio nunca y queda a un costado a la casa de mi abuela.

La sala es un lugar increíble, un espacio que quedó atrapado en el tiempo y que en esencia describe cómo eran antes los servicios de entretenimiento para las personas. Todavía están en regular estado las butacas y la pantalla que se utilizaban.

Aún no sé por qué únicamente tomé dos fotografías del lugar con un celular de modelo reciente, quizá porque platicaba con mi amigo o porque estaba absorto en mis recuerdos. La verdad no era una prioridad sacar imágenes, lo era más tener un momento de memorias.

Me coloqué en medio del cine al momento de hacer las fotografías, una fue hacia la pantalla y  la otra a la entrada principal, que es la cual pueden ver en esta publicación.

Esta última es la que me ha intrigado, pues entre las cortinas y atrás de la entra principal, taquilla, sala de máquinas y entrada para la galería hay algo que no sé qué es y que me intriga.

Considero bastante extraña esta imagen, por lo que se logra ver entre las cortinas, algunos amigos que la han visto me dicen que es la figura de un niño, en lo personal lo primero que se me vino a la mente al verla fue un rostro grande.

Cómo dato adicional puedo decir que el año pasado falleció mi tía, quien era la dueña original del cine y hermana de mi abuela. Y el momento en que fue tomada la fotografía fue a eso de las 12 o 13 horas.

La imagen me parece bastante extraña, por lo que me parece interesante que se publique y sí alguien tiene un comentario más acertado o puede evaluar qué es lo que habría podido pasar agradecería que me den sus comentarios.

Daniel Aparicio


Imagen original. Foto Daniel Aparicio.

viernes, 23 de noviembre de 2012

El enigma de San Simón

Altar en honor a San Simón. Foto: wikipedia.com

Desde siempre he escuchado hablar de San Simón, o Maximón, sin embargo, no tengo bien entendido quién es éste personaje ¿un santo o la representación del diablo? Sinceramente no sé y quizás nunca lo sabré.

De pequeño viví en un vecindario en donde, a la vuelta de mi casa, había una cantina en la cual nunca faltaban de dos a tres borrachos patológicos, los que comúnmente denominamos charamileros. El dueño, de la extinta Cantina Rosita, literalmente “tiraba la casa por la ventanaen octubre de cada año.

Don Moncho, nombre por el cual conocí al dueño de la cantina y quien falleció hace dos años, realizaba una fiesta enorme, en donde cerraba calles, colocaba toldos, mesas e invitaba a comer y beber a cuanta persona conociera y compartiera su adoración por San Simón.

Para don Moncho y su familia la celebración era todo un acto de fe, para los borrachos del vecindario era una oportunidad única para embriagarse gratis, pero para mí, simplemente no significaba nada.

Tengo que reconocer que lo que siempre me dio curiosidad fue el ídolo que tenía don Moncho, una representación en tamaño natural de un hombre blanco, vestido con traje negro y corbata, con un puro en la boca, al que colocaban en medio de  en un altar adornado con distintas flores, comidas, bebidas y al cual adoraban fervientemente.

Recuerdo que en los dos días que duraba la fiesta en honor a San Simón mi madre nunca me dejó salir a la calle, sólo lo hacía por algún motivo de fuerza mayor que ameritara pasar frente a la cantina donde se realizaba la bulliciosa celebración.

En una de esas raras ocasiones recuerdo que pase, junto a mi madre, cuando don Moncho, le agradecía a sus invitados por acompañarlo, pero agradecía particularmente a San Simón. Cuando llegamos a casa le pregunté a mi madre por qué adoraban tanto a San Simón.

Sin embargo, lo único que recibí en esa ocasión de mi madre fue un sermón del porqué no debía hacerlo, pero al final me sorprendió la historia que me contó sobre este particular santo.

El origen del miedo de mi madre

Cuando mi progenitora tenía escasos 14 años tuvo una experiencia no muy agradable con San Simón. Un día, junto a mi abuela, mi madre visitó a unos familiares en el municipio de Santa Lucia Cotzumalguapa, en el departamento de Escuintla.

Al llegar todo fue felicidad, según el relato, pero antes de regresar a su hogar, en la capital guatemalteca, visitaron a un conocido de mi abuela quien era dueño de una panadería en el sector.

La conversación de mi abuela con el dueño de la panadería giraba en torno a lo difícil que era la situación económica. Mi madre recuerda que observó una pequeña estatuilla de San Simón en una esquina del cuarto donde horneaban el pan.

Ingenuamente preguntó al panadero, que según mi progenitora debió ser alguien muy tacaño pues no logró recordar su nombre, por qué San Simón estaba allí, el señor contestó que era para tener suerte con la venta.

El panadero aprovechó la curiosidad de mi madre y le pidió un favor, el cual consistía en colocar al “Santo de cabeza”. Al no tener otra alternativa, mi madre tomó la pequeña imagen y la acomodó de cabeza sobre su pequeña silla.

Lo que sucedió segundos después dejó con la boca abierta tanto a mi madre como a mi abuela, mas no al panadero quien seguramente, de acuerdo al relato, ya había presenciado algo parecido.

Resulta que después de que mi madre dejó a San Simón de cabeza, la imagen se elevó por el aire, dio media vuelta y se sentó de nuevo en la silla de forma normal. Mi madre y mi abuela quedaron paralizadas por “la sorpresa y el miedo”.

Sin embargo, el panadero se limitó a reírse entre dientes y decirle a sus invitadas que a “San Simón no le había gustado lo que hicieron y que más tarde le colocaría un puro y un vaso de guaro para contentarlo”.

Finalizó su relato explicándome que desde que pasó el incidente tiene un temor bastante arraigado, y para mi bien fundado, hacia San Simón. Yo como buen pequeño le creí ciegamente a mi madre, sin embargo, al crecer tomé la historia de mi madre como una más de las muchas que he oído.

La historia reciente

Hace unos días me sucedió algo que me hizo recordar la historia que relate, y que me motivo a escribir este texto. Estando de vacaciones me dediqué a ordenar el cuarto de estudio, pero me topé con una pila de periódicos viejos. Mi afición a leer todo lo que cae en mis manos hizo que con toda la paciencia del mundo los ojeara uno a uno.

Hubo uno que me llamó la atención particularmente. La entrada de la nota publicada en el matutino AlDía del domingo 9 de enero del 2011, en la página 8, titulada Todo se Quema, Menos la Imagen, dice textualmente:

“Increíble pero cierto. Un incendio, que se originó en un cuarto de la tienda y panadería San José, ubicada en la 13 avenida 23-79 zona 12, colonia La Reformita, consumió todo lo que había en el, menos un pequeño altar con la imagen conocida como Maximón”.

La noticia estaba ejemplificada con la foto de un bombero que saca de un cuarto reducido a cenizas la imagen intacta de San Simón, con un puro en la mano y  pan en su regazo.

Al leer la peculiar nota mi mente se tomó la molestia de recordarme la historia que mi madre me contó hace años, varias interrogantes me surgieron, por ejemplo ¿Si la imagen no se quemó por pura casualidad o fue algo que escapa a nuestro entendimiento lo que lo evitó?

¿Qué opinan ustedes?

Carlos Álvarez